El Elche CF no reconduce su causa de disolución

El Elche CF sigue estando en causa de disolución. La actual situación patrimonial de la entidad franjiverde, desde el 30 de junio de 2013, es tan caótica (debido a las pérdidas acumuladas) que si el club no encuentra un oasis en el desierto corre serio peligro de supervivencia como empresa al uso. Las soluciones que se plantean para reconducir la situación, teniendo en cuenta que es un espejismo de dudosa credibilidad el conseguir reconducir la situación generando beneficios, pasan o bien por realizar una ampliación de capital o bien convocar un concurso de acreedores. La primera opción no tiene salida puesto que el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) no está dispuesto a perder su mayoría accionarial, y verla menguada, ante la depreciación de las acciones. La segunda alternativa choca de frente con las ideas de los consejeros del club.

Aunque la entidad tiene activos, como el estadio, no tiene liquidez para atender a sus obligaciones y deudas. Además, las cantidades aportadas por los consejeros en su día quedarían reflejadas como créditos subordinados y serían los últimos en cobrar, algo que no pasa por la mente de los componentes del cónclave franjiverde. Por otra parte, un administrador judicial velaría por las cuentas, teniendo acceso a ellas, algo que rompería la barrera, tan bien protegida por el actual Consejo, de opacidad montada en torno a la situación económica de la entidad. Sepulcre sería el primer presidente del Elche CF que llevaría al club a la Ley Concursal, una mancha en el expediente.

Desde el Consejo de Administración del El Elche CF se vende la idea de que conseguir un préstamo sería la solución a todos los males, algo que no es cierto. Con la entrada de líquido, el club solucionaría los problemas de tesorería pero seguiría acumulando un patrimonio neto negativo que seguiría manteniendo a la sociedad en causa de disolución. El club trabaja contrarreloj para conseguir un crédito que aligere los nervios que se viven en el estadio Martínez Valero. La entidad necesita inyectar líquido para reconducir una deuda de corto plazo a largo plazo que, de puertas hacia fuera no se entiende. Más aún cuando desde el club se vendió durante la pasada Junta General Ordinaria de Accionistas de 2013 que la entidad franjiverde arrojaría un superávit de ocho millones de euros, buena fórmula para haber llevado a cauces de normalidad el patrimonio neto. La situación, diez meses después, es bastante distinta y en el Consejo de Administración se cruza los dedos ante la desastrosa gestión realizada.

Sin fichajes

El club vive con la soga al cuello. Volviendo al préstamo, si el crédito no llega el primer afectado sería el equipo el que no podría reforzarse. La LFP no abre la mano pero tampoco los consejeros. La opción de avalar personalmente ha quedado desechada tras una semana en la que Gaby Mudingayi se ejercita a las órdenes de Escribá para ponerse al nivel físico de sus compañeros. El club sabe que lo que la LFP quiere es garantizar el salario de los futbolistas y poco importa que sea mediante un crédito o mediante un aval personal. Las promesas de humo vendidas por el Consejo se diluyen ante la opción de alcanzar un préstamo que ahorre el dinero del bolsillo.

Mención aparte tiene las características del fondo que conceda el préstamo y las garantías que se pongan sobre la mesa. El Elche CF desea devolver el pago del préstamo estirando lo máximo posible los plazos, algo que incrementaría el valor de los intereses. Los posibles prestamistas a los que ha acudido el club se han cerrado en banda puesto que tampoco la situación deportiva del equipo, o las garantías de devolución, son las más interesantes. El club busca resolver su deuda endeudándose más. ¿Es realmente la solución o hacer más grande el problema?.