A Segunda B 18 años después

Elche CF | CÁDIZ 2-1 ELCHE

Los jugadores del Elche, tras el descenso a Segunda B / LFP

A Segunda B 18 años después

Jorge Llopis,

Tan solo cuatro años después de celebrar un ascenso a Primera División, el Elche se va a Segunda B. Dos categorías perdidas por diferentes circunstancias que sitúan al equipo franjiverde de nuevo en el pozo de la categoría de bronce, donde no estaba desde 1999. En Cádiz el conjunto de Vicente Parras murió con la cabeza alta, pero dando lo insuficiente para llevarse los tres puntos que le mantenían vivo. Es la crónica de una muerte anunciada. El Elche desciende tras once derrotas en los últimos doce partidos. Una dinámica horrible que culminó en Cádiz.

Vicente Parras, otra víctima de este desastre, no ha sido capaz por su parte de encontrar la solución de una plantilla que empezó a morir en febrero, con una condición física penosa y un juego sin identidad. En el Carranza los franjiverdes resistieron hasta el minuto 53, cuando Aridane se adelantó a Pelegrín, quien introdujo el balón en la portería de Juan Carlos. A partir de ahí, el partido fue cuesta arriba para el Elche, que no supo reaccionar. La situación agónica pudo más que la capacidad del equipo, al que le pesaba el miedo a fallar. 

Salvi, en el 71', sentenció el partido para los gaditanos. Ganó la posición al defensor y fusiló a placer para hacer el 2-0. No quedaba más Elche en Cádiz, ni en Segunda. Fue la puntilla que condenó al conjunto ilicitano. Guillermo, en el tiempo añadido, maquilló el marcador. Demasiado tarde. Aunque quizá el Elche ya llegaba tarde a este partido. No fue capaz de cerrar la permanencia cuando había margen ante Mirandés y Reus en el Martínez Valero, ante rivales que no se jugaban prácticamente nada.

Hundido física y psicológicamente

La situación ha superado a un Elche muy tocado psicológicamente durante los últimos dos meses, lo que se ha trasladado en un juego áspero e insuficiente. Solo ante el Reus el equipo dio señales de supervivencia, pero sumido en una constante crisis de ansiedad que se ha reflejado en cada balón de las últimas semanas.

Un descenso que ha ido anunciándose con más fuerza a medida que se acercaba junio y el equipo, antes con Toril y luego con Parras, no reaccionaba. Todo ello con un trasfondo institucional que da miedo, con una directiva controlada por los intereses del pasado, que ha estado más pendiente de solventar sus problemas que de la planificación deportiva. El resultado no es otro que el regreso al pozo. Habrá mucho tiempo por delante para analizar los motivos de este descenso. Lo que está claro es que todo nace de la zona noble del Martínez Valero. 

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