El termómetro de sensaciones

Elche CF | OPINIÓN

El termómetro de sensaciones

Jerónimo Tormo,

El termómetro de sensaciones que maneja el presidente del Elche CF, Diego García, se ha quedado frío, tanto como el fútbol que el equipo franjiverde despliega sobre el terreno de juego. La decisión de prescindir, hace un mes, de Vicente Mir por la subjetividad de las sensaciones contra la objetividad de los resultados, ha puesto el listón de exigencia de todo aquel que quiera silbar en el Martínez Valero muy alto. El mensaje que enviaba Diego García hace un mes, con su decisión, no tiene derecho a réplica, el Elche CF no sólo debe ganar, lo debe hacer jugando bien al fútbol. Un mes después, con ‘Josico’ en el banquillo franjiverde, el equipo ganó (tras seis semanas sin conseguirlo y pasando del segundo al cuarto puesto) ofreciendo una imagen tan penosa como la que le costó el puesto a Mir ante el SD Formentera.

El fútbol es tan caprichoso que se empeña en dar bofetadas cada vez que se le intenta engañar. La que se ha llevado Diego García, jugando con las sensaciones, ha llegado en plena mejilla, derecha e izquierda. La llegada de ‘Josico’ al banquillo del Martínez Valero no ha mejorado en nada al equipo ilicitano. El fútbol requiere de algo más que la verborrea de hilar y entrelazar frases cargadas de típicos tópicos que lo único que esconden es marcar el territorio ante quien te cierra las puertas del autobús. El Elche CF ha pasado de, según Diego García, jugar mal y ganar a jugar terriblemente mal y volver a ganar seis partidos después de haber estado en blanco. Menudo lince el que toma decisiones en el Martínez Valero, le falta hablar del partido a partido.

Insisto, el listón está tan alto en el Martínez Valero que no basta con ganar. Son sus propios dirigentes los que han querido dejar claro que esta temporada. El termómetro de sensaciones que maneja Diego García entiende tanto de fútbol como el propio presidente franjiverde. Lo de ayer debe quedar en el rincón del olvido lo antes posible. Cierto es que el equipo necesitaba una victoria como el comer y que de la UVI uno no sale corriendo, pero tan cierto como que ayer el Elche CF demostró que la idea de juego que tiene no casa con la realidad de un equipo que en ocasiones rozó la vulgaridad. La planitud con la que se desenvolvió el grupo, tanto en el campo como en el banquillo, debe encender las alarmas de quien debe tomar decisiones por el bien del equipo. La victoria ante el UE Olot debe ser el toque de atención para recordar que este Elche CF no está sabiendo estar a la altura de lo que para su director deportivo es “la mejor plantilla de Segunda B”.

Si a ello unimos la escasa ayuda que el futbolista encontró desde el banquillo con cambios que, en lugar de solucionar el problema lo empeoraron, la mezcla se convierte en perfecta para liar más si cabe cada hilo de la madeja. Ganar para coger oxígeno, sí (y gracias), pero que las ramas no impidan ver el bosque. Este Elche CF rozó ayer el ridículo, superado por sensaciones y ganando en resultado. Vamos, lo que es motivo de cese para el hombre que se sienta en el sillón presidencial del palco del Martínez Valero. Que la Navidad sirva, además de para jugar a las casitas con el (supuesto) dinero de Luis Oliver, también para recordar que en el Elche CF hay mucho más trabajo que el que ‘Josico’ recuerda cada fin de semana en un absurdo bucle de falta de soluciones. A ver si Diego García baja al césped para, además de hacerse la foto, entender que un club de fútbol vive del fútbol.

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