Junta de Mentiras Extraordinarias

Elche CF | OPINIÓN

Junta de Mentiras Extraordinarias

Jerónimo Tormo,

“Parece ser que ha habido algún comentario, en algún medio de comunicación, en algún periodista; diciendo que no cumplimos lo que decimos y que parece ser que no se recoge la dimisión de los consejeros (en el orden del día de la Junta). Eso es totalmente incierto, es falso. Eso, o que no se quiere conocer la verdad. Cualquiera que me ha llamado sabe que en el orden del día va la dimisión de todos los consejeros, ni siquiera el cese, que se efectúa cuando alguien no dimite. Yo tengo el compromiso de cada uno de los consejeros que el día de la Junta, los que no estén presentes en la mesa, dimitirán un minuto antes, tendré la dimisión de todos y cada uno de los consejeros. Por lo tanto es falso o no se quiere decir la verdad”.

El tiempo deja desnudo, o si lo prefieren con el culo al aire, a Diego García, presidente del Elche CF. Treinta y dos días han pasado desde que el máximo mandatario franjiverde, representante, guste más o menos, de una entidad casi centenaria, sacara pecho jugando a desmentir a aquellos que tiene el derecho a dudar de su palabra, y que no son pocos. Un ambiguo texto de convocatoria en el que nadie cree, sumado a una concatenación de acontecimientos, no debe dejar en el olvido la promesa de la cabeza visible del Elche CF. Pedir que la junta se suspenda ha sido dar la oportunidad de escapar a un grupo de personas que sigue viviendo de la debilidad, y la falta de un punto de encuentro, de su oposición. No son fuertes, sólo son el resultado de la fragilidad de un entorno que mira hacia cualquier parte con tal de no tener que asumir la responsabilidad.

Recuerdo aquel día, tanto como el mensaje enviado con premeditación y alevosía por el presidente a quien les escribe (por mucho que luego otros que guardan silencio se lo hayan adjudicado). Estaba tan pactado como preparado usar la ofrenda floral a la Virgen de la Asunción para presumir de credibilidad pero un mes después el tiro le ha salido por la culata al bueno de García. “Tranquilo Diego, si yo estoy seguro de que el próximo 25 de septiembre habrás dimitido con tu Consejo y ya no serás el presidente del Elche CF” le respondía en el cara a cara, lejos del foco mediático. Irónico pero sincero. Ni le creía, ni le creo ni le creeré. Cada vez que García habla no lo hace en nombre propio, lo hace en nombre de aquellos a los que representa, personas e intereses. ¿Alguien creía que este consejo de administración tenía hoy la intención de dimitir? Ni con Junta ni sin Junta.

El problema de Diego García y su grupo de compañeros de viaje hacia lo desconocido es su falta de credibilidad. “Tu problema es que nadie te cree” le explicaba mientras cruzaba el umbral de la puerta de la Basílica de Santa María. Hoy, 25 de septiembre de 2017, no se trata de sacar pecho, se trata de ceñirse a la experiencia. Son tantas las que se han vivido, y desgraciadamente las que parece que todavía quedan por vivir, que uno ya ha aprendido a recelar de quienes deben ser ejemplo de sinceridad y pulcritud cuando representan a la franja verde. Este consejo de administración es una pura mentira que, haciendo uso del refrán, ‘aunque la mona se vista de seda, mona se queda’, no encuentra traje que le vista para la ocasión.

Hoy había una junta de accionistas que celebrar en la que este grupo de consejeros que juega a las casitas sin dinero debía dar la cara ante aquellos a los que debe rendir pleitesía, sus accionistas. Ante esos a los que, lejos de amenazar con acciones judiciales si no pasan por el arco del triunfo de Diego García, se les debe explicar por qué el Elche CF queda en ridículo, día sí y día también, en la parcela institucional con convenios fantasmas que son sólo pantalla hacía una dorada jubilación del que maneja los hilos de sus marionetas de trapo. Hoy era un día excelente para dar la cara, bajarse el pantalón de la soberbia por las rodillas y, mirando a los ojos, exponerse a la opinión de esos accionistas que no pasan del Elche CF y viven anclados y aislados en su hipócrita burbuja de burguesía franjiverde, los minoritarios. Hoy era el día de dimitir.

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