Bragarnik tira de labia

Elche CF | ANÁLISIS

Bragarnik durante su comparecencia / Sonia Arcos Elche CF

Bragarnik tira de labia

El propietario del elche CF pide un voto de confianza a su gestión y a la figura de Jorge Almirón. El argentino reconoce que el actual técnico ha sido la última opción para el banquillo y que su elección no es aceptada pero para él es la “mejor”

Christian Bragarnik ha hecho hoy de Christian Bragarnik. El propietario del Elche CF ha dado la cara durante cerca de una hora, presionado por el feedback que ha tenido su polémica decisión de recuperar, veinte meses después, a Jorge Almirón para dirigir a la primera plantilla del Elche CF. Nadie podrá negar que en los malos momentos el argentino asume la responsabilidad de dar respuestas a las preguntas, distinto es que sus explicaciones convenzan o siguen dejando con la duda a aquellos que las escuchan. Bragarnik ha pedido un voto de confianza para Almirón. Amparándose en que tiene en cuenta el sentir de la afición, el propietario del Elche CF ha tirado de labia para escenificar una situación límite en la que las alternativas que se han manejado no han sido lo suficientemente interesantes, o no se han podido alcanzar, para tener que recurrir a la solución de emergencia que representa el entrenador de San Miguel.

El propietario ha puesto tres nombres, y uno se ha quedado en el cajón del olvido. No ha tenido reparos, más allá de un políticamente correcto “no me gusta referirme” que no ha impedido que lo privado, que ya era público, haya quedado confirmado. Javi Calleja, Paco López y Pepe Bordalás. Los dos primeros aceptaron pero no convencieron, el tercero ni tan siquiera aceptó cuando convencía. El cuarto nombre ha quedado silenciado por “el problema administrativo de no poder resolver otras (situaciones) de afuera” sin poder impedir que las miradas apunten a Sebastián Beccacece. Bragarnik no ha regateado el error que cometió hace dos temporadas con Jorge Almirón, al menos ha consultado, pero su predisposición era la de volver a contar con un entrenador argentino sin el título homologado para dirigir en Europa. Deberá volver a buscarle club en Sudamérica, tras renunciar a seguir en Defensa y Justicia pensando en cruzar el charco.

Espina clavada

Almirón ha sido el elegido por cabezonería. Bragarnik ha tenido siempre la espina clavada de la destitución de ‘El Negro’ y nunca ha ocultado su deseo de recuperar para la causa a uno de los entrenadores estrella de su catálogo. Una cabezonería que no está reñida con considerar que, para el propietario, pueda ser lo mejor para el Elche CF. Una cabezonería que por considerar que puede ser lo mejor para el Elche CF no tiene porque ser un acierto, o un fallo. Bragarnik manda y como tal ejerce. Que se apoye en opiniones externas ha quedado demostrado con el paso del tiempo que es un bonito slogan al que aferrarse como hombre de paz que se considera. “No me considero soberbio pero si inteligente para tomar la decisión”. Juzguen ustedes y busquen la antítesis que en cualquier ejercicio periodístico se pondría sobre la mesa de cualquier alumno de la carrera en un ejercicio práctico.

Sorprende por este motivo que Bragarnik necesite hablar para sentirse comprendido. Sus decisiones son sus decisiones. Nadie puede ponerlas en entredicho porque se toman desde la fuerza del accionariado. Diferente es que se opine con la fuerza de la calle, y ahí Bragarnik no debe de sentirse cómodo por muy EDT que sea si tiene que poner la mejilla ante tanta crítica. Habrá quien considere que es un guiño hacia su afición, pero también habrá quien considere que el mejor guiño es respetar una elección que el propio dirigente considera que es “impopular”, “que no se iba a aceptar” o “controvertida”. Quizás Bragarnik no se esperaba la respuesta de un entorno que no hace mucho le reverenciaba como se adoran a los ídolos en el fútbol, sin memoria ni término medio. Pasando del blanco al negro, o del negro al blanco, sin un gris intermedio.

Christian Bragarnik tiene labia, mucha labia. Yo he de confesar que a mí casi me convence, pero no. No lo ha conseguido. El propietario del Elche CF gana en las distancias cortas pero su mensaje se bifurca en ocasiones tanto que ha perdido fuerza. Sus explicaciones le honran pero cuando uno escucha tantas veces en el mundo del fútbol un mismo discurso acaba por dejar de creer en él. Jorge Almirón contará con un voto de confianza, no porque Christian Bragarnik lo pida, lo tendrá porque su éxito o su fracaso será el éxito o fracaso del Elche CF y con eso no se juega. Tener que dar la cara puede considerarse un gesto de valentía y gallardía, pero también de debilidad. De tener que romper tu normal de hacer balance a final de temporada porque te han crecido los enanos y cuando eso pasa, Bragarnik es el primero que sabe a dónde se señala si el escudo del entrenador no para los golpes.

Voto de confianza

Ganando todo se olvida pero hay que ganar y de momento, si Almirón no lo consigue mañana en Mestalla, algo que pedirle es injusto con dos entrenamientos malcontados a la espalda, ya serán dieciséis más una, las jornadas en las que ha sido incapaz de darle la vuelta a la situación. Me dirán aquello de que son etapas diferentes. Estoy totalmente de acuerdo, pero ahora se lo explican al que tiene al lado a ver si lo entiende tanto como yo, y que seguro que pitará más que quien les escribe en el campo cuando la cosa se tuerza. Pedir un voto de confianza está muy bien pero los votos de confianza se consiguen con resultados, precisamente lo que ha hecho que, a día de hoy, Christian Bragarnik haya pasado del cielo al infierno. EDT es el mismo de las dos últimas temporadas. Decide y planifica igual, la única (e importante) diferencia es que antes entraba la pelota y ahora no. Es la gran trampa del fútbol en la que caen todos los que presumne de entenderlo.

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