Elche CF | ANÁLISIS
Cordero feliz, García no desautorizado y Sepulcre ganador
El ex director deportivo del Elche CF se despide del entorno franjiverde, flanqueado por Diego García, presidente, y Joaquín Buitrago, representante de Tenama Inversiones SL. El cartagenero acepta la decisión del accionista mayoritario
El triángulo José Sepulcre, Jorge Cordero, Diego García tiene ángulos de distintos grados en este Elche CF. Sepulcre decide, García acata y Cordero se queda sin trabajo. Quizás esta sea la nueva forma de consensuar decisiones, o quizás no. Lo que está claro es que el ‘culebrón Cordero’, más alimentado por la negación de la realidad de aquellos que no han querido, voluntaria, o no han podido, involuntariamente, ver; se ha ido cocinando a fuego lento en el Martínez Valero entre el accionista mayoritario, el presidente y el ya ex director deportivo franjiverde. Un culebrón que ha terminado rompiéndose por el lado del triángulo más débil.
Cordero es pasado y Nico Rodríguez es futuro. Entre medias, un presente en el que Sepulcre y García vuelven a chocar en torno a una decisión por la parcela deportiva, como ya sucediera hace dos años con el binomio Mantecón-Cordero. Ahora, ya no hay dudas porque el que paga manda y el que gestiona, asume. Sobre todo cuando estás puesto a dedo. Sepulcre ha reflejado en una decisión que la opinión de García le importa tanto como nombrar un consejero que le controle el castillo en su ausencia. Ni se fía, ni se quiere fiar, por muchos objetivos que se hayan conseguido. Nico Rodríguez es el ejemplo de una guerra de poder en un club en el que el presidente no pinta nada ante la opinión del accionista mayoritario, aunque sume semanas hablando ‘en nombre de’ aprovechando su silencio público.
Contradicciones
Es el problema de este Elche CF. No es nuevo, es el de siempre. Querer y poder, poder y querer. La disyuntiva abierta entre quien puede mandar y quien quiere mandar. Sepulcre, García; García, Sepulcre. Dos personas con una cuestionable estrecha relación, según dice el presidente, porque, mientras uno dice que todavía no es el momento de hablar de futuro deportivo, el otro rescinde el contrato del que debe ser el encargado de diseñarlo para contratar a otro por su cuenta una semana después. El mensaje de García, hace siete días, es digno de analizar con la perspectiva que ha dado el tiempo. O el presidente mentía la semana pasada o no se entera de lo que pasa en el club que preside (a pesar de esa relación estrecha existente entre las partes). A lo mejor hasta las dos. La sensación que transmite Diego García es la de que chollo de querer y poder mandar en el Martínez Valero se ha acabado y, a eso, es difícil acostumbrarse.
Diego García va digiriendo poco a poco la realidad a la que se enfrenta. El consensuar decisiones se ha acabado, quizás nunca se haya hecho cuando eres un presidente gestor que se limita a ser la extensión de quien le ha puesto a dedo en el club. No es la primera vez que el consenso se rompe por el extremo que marca el dinero y las acciones de José Sepulcre. La última ha sido el culebrón Cordero pero hace meses fue el caso Benja, la próxima sólo el tiempo dirá. Lo que queda claro es que en este Elche CF los actores de los que habla García tienen papel de protagonista, secundarios y de figurantes. El del presidente ha quedado tan minimizado como la confianza que tiene el accionista mayoritario en el actual Consejo. La mejor muestra, la salida del cartagenero que hoy, por muy edulcorada, blanqueada o maquillada que se quiere presentar, con pompa y boato (con la crème de la crème del Consejo presente), no es más que la punta del iceberg de una situación en la que Jorge Cordero acaba feliz, Diego García no desautorizado y Sepulcre ganando.