Elche CF | ANÁLISIS
¿Cuánto cuesta un sentimiento?
José Sepulcre ha vuelto al ruedo. El accionista mayoritario de la entidad franjiverde ha bajado, por primera vez desde que se compró el cargó, a la arena para hacer su primera faena. El ex presidente ha lucido precisión a la hora de resolver las encrucijadas que se le han puesto sobre el atril. Seguro y directo, corta y al pie. El ilicitano ha atacado y ha esquivado, como buen abogado, los atisbos de problemas. Gozando de una memoria selectiva en la que la falta de insistencia de las cuestiones han dejado en el ambiente las dudas de quien está dispuesto a hablar de ‘su libro’ pero se escurre ante la afonía de su oponente.
Nunca es tarde para volver a empezar y enmendar errores. ¿Qué son cuatro años comparados con toda una vida? Un breve paréntesis en el que el dirigente franjiverde nunca ha soltado el bocado, con aportaciones económicas que han dado oxígeno a una entidad asfixiada en su momento por la negligente gestión que abocó al Elche CF de Primera a Segunda en los despachos, y la parsimoniosa actitud que terminó con el equipo ilicitano en Segunda División B, por estar más pendientes sus amigos del Consejo de Administración por vender el Club que por salvarlo del pozo del fútbol.
Sepulcre no olvida (lo que le interesa) y recuerda en su top tres de ‘los más odiados’. Al más puro estilo, el bueno, el feo y el malo; el estafador, el concejal y la alcaldesa. Sin nombres, que ya se los ponen los que envisten cuando ven el rojo, porque la experiencia es un grado y los juzgados están llenos de pleitos. Un pequeño momento de desfogue en el que, seguro, el ex presidente ha encontrado la liberación que tanto anhelaba, y habrá soñado, y tanto dinero le ha costado. Avergonzado por situaciones que nunca sabremos porque, aunque las expresa no se le preguntan. Quizás un préstamo de veinte millones de euros con el que, él y su fiel escudero Antonio Rocamora, recorrieron medio mundo, al puro estilo Don Quijote y Sancho Panza, en busca de molinos de viento.
Con la memoria efímera de que el descenso del Elche CF se gestó, según la Audiencia Nacional, en el incumplimiento reiterado del pago a Hacienda durante meses y el castigo no era el descenso a Segunda División. La pena era mayor, la expulsión del fútbol profesional, lo que equivale a un adelanto de lo que, deportivamente, fue el desenlace del futuro franjiverde en Segunda División B. Hay tantas cosas que recordar y que se olvidan fácilmente, tantas como las que no se responden. Claro que, es más fácil cuando no te las cuestionan porque si las preguntas o las dicen, te vetan y eres el malo. Él no, no es su estilo, no cae tan bajo. Eso es cosa de los que quieren protagonismo cuando no pintan nada y llenan el depósito de ego por haber hecho algo entre café y café en la Glorieta.
Sepulcre paga y por lo tanto, manda. Guste más o menos. Es el que se ha rascado el bolsillo, dicho sea de paso porque se le preparó una operación de orfebrería digna de un presidente puesto a dedo, al que la meritocracia si le ha valido seguir en la poltrona a la que le da más validez el Boletín Oficial del Estado que la confianza de su jefe. ¿O es que Skyline International no quería pagar? ¿Acaso tampoco quería hacerlo Miguel Ángel Garrido? Qué más da si ya está todo el pescado vendido y la pelotita entra cada fin de semana… Sepulcre saca pecho económico mientras la grada del Consejo aplaude. Mientras lo haga él, ellos gestionan. Ahora menos porque para eso existe una nueva directora general que ensombrece y minimiza, más si cabe, a los expertos de los números.
¿Cuánto cuesta un sentimiento? El que tienen Sepulcre y los aficionados. Claro que es el mismo pero mientras unos lo disfrutan desde la grada, otros se ajustan la corbata al cuello para vivir en el mundo de los palcos. Aplaudo el esfuerzo dinerario de Sepulcre, sólo lo puede hacer quien tiene el patrimonio suficiente. Pero no es más rico quien tiene, sino quien menos necesita. Lástima que no lo hubiera hecho antes porque, ahora, lo que antes costaba uno, ahora vale cinco por las malas decisiones. Quizás le cogió el toro, como al mal estudiante con los exámenes, quizás no tenía sintonizada la bola de cristal como ahora, que sabe que si no hubiera dimitido el Elche CF no habría descendido. Quizás, el fútbol es así. Ya puestos, que desempolve la bola y nos diga si dentro de cuatro años, como marca su hoja de ruta, el equipo estará en Primera y el mensaje de hoy se cumple. Nos ahorraríamos muchos disgustos. El ‘Pepe siempre gana’ y el ‘Gracias Pepe’ ha completado su trilogía con el ‘Pepe manda’. Yo, sólo le deseo que acierte ahora en la mitad de lo que se equivocó antes, porque también quiero al Elche CF como todos los que le quieren sin poner un duro.