Elche CF | ANÁLISIS
De Mudingayi a Bragarnik
El Elche CF vive uno de los cierres de mercado de fichajes más esperpénticos de sus últimos años, con un Christian Bragarnik incapaz de concretar la llegada de refuerzos que suplan las salidas del Martínez Valero
El Elche CF hizo ayer uno de los ridículos más sonados de sus últimos mercados de fichajes. El hermetismo, la soberbia y la incapacidad de Christian Bragarnik han llevado a la entidad del Martínez Valero a unos de los cierres de ventana más bochornosos desde que el Elche CF que presidía José Sepulcre daba largas a su director deportivo, Víctor Orta, escondiéndole la realidad de un Club que no podía fichar, por prohibición de LaLiga, y tenía entrenando a Gaby Mudingayi a las órdenes de Fran Escribá hasta que la realidad superó las expectativas. El mercado futbolístico ha dado un golpe de realidad al mal llamado dueño de la pelota en Sudamérica. Europa requiere algo más. No dejarte ayudar incumple la norma fundamental del deporte del balompié; el juego en equipo.
El propietario franjiverde, o al menos el que ha estampado su firma en el acuerdo de compra venta incumplido en pagos con José Sepulcre y pendiente de abono, ya no engaña a nadie. Quizás a quien quiera dejarse a cambio de pan, aunque le digan tonto. Bragarnik ha demostrado falta de fiabilidad y de credibilidad en su proceder. Afamado representante de futbolistas, su producto está obsoleto para las necesidades que tiene un Elche CF que no puede permitirse el lujo de pelear por la permanencia en Primera División con jugadores de medio pelo, y que difícilmente tendrían hueco en Segunda División B. Los experimentos del argentino han salido caros deportiva y económicamente con un rendimiento acorde a una rescisión de contrato que quizás algún día Bragarnik, si tiene la decencia de presentarse a la Prensa, pueda explicar.
La hoja de ruta de Bragarnik ha estado durante el último mes ensuciada por los tumbos y cambios de parecer que han conducido a un estrepitoso fracaso. La planificación de la propiedad ha pasado por dar salida a cuatro jugadores que no han dado la talla y la llegada de dos refuerzos propuestos, negociados e incorporados por un Nico Rodríguez al que el argentino ha arrinconado en una esquina del Martínez Valero, quien sabe si por el miedo a que le hiciera sombra, e infravalorado. Muchos piden la dimisión del director deportivo o la aparición pública del presidente Joaquín Buitrago. Son sus decisiones pero ni el primero tiene por qué, es muy fácil hablar del dinero de los demás cuando se patalea y llora por la devolución de veinte euros del abono no utilizado, ni el segundo tiene cómo, porque es una simple figura institucional, más clavo ardiendo de Sepulcre en el Martínez Valero que persona con voz y voto en la toma de decisiones.
Jugadores en paro
Bragarnik sólo tiene un camino para maquillar su insolvencia al frente de la parcela deportiva del Elche CF, acudir a un mercado de agentes libres, que dicho así suena muy bonito pero no son más que jugadores en el paro, ya no para tapar bocas, su actos ya no tiene vuelta atrás, pero si al menos para pedir perdón, redimirse y hacer autocrítica frente a su pobre imagen, no hay que olvidar que trabajando desde la distancia en Argentina, en el último día del mercado de fichajes. Tampoco hay que olvidar que el Elche CF ha dispuesto de un montante que ha girado, más por encima que por debajo, en torno a los tres millones de euros para contratar jugadores durante un plazo de cuatro meses. Ni con dinero. Sólo nombres como Diego Costa, Alexander Pato, Ezequiel Garay o Samir Nasri (agentes libres) compensarían. Da vergüenza el simple hecho de proponerlos pero no tanta como contemplar atónito como permites que el Elche CF se vaya a pique, por no decir a la mierda, por la altanería, parálisis y falta de recursos del dueño. Por cierto, del regreso de Bragarnik a Elche en el Martínez Valero no saben aún nada.