Elche CF | OPINIÓN
Divina trinidad
No es lo mismo pero sabe igual. Ganar y jugar bien es la leche pero ganar sin jugar bien, y (ojo, importante) sin acostumbrarte a la peligrosidad que puede conllevar si estiras la experiencia en el tiempo, sabe mucho mejor. Es la épica del disfrutar el doble lo que no mereces, pero nunca dejas de pelear. El Elche CF fue inferior al Rayo Vallecano el pasado viernes. No debe doler decirlo y es un sano ejercicio de honradez deportiva. Defender lo contrario es mentir o no entender de qué va este deporte tan justo como injusto en el que lo único que importa es marcar un gol más que tu rival para llevarte la victoria. El fútbol se resume con una palabra que lo abarca todo, ganar. Jugar mejor o peor se olvida con la victoria. Sobrevivir a tu peor versión, agarrándote a un partido con unas y con dientes, también es parte de un ADN. Un triunfo así es un gran indicador del estado de salud deportiva del que goza un grupo que cree en la adversidad y nunca baja los brazos.
El objetivo de todo equipo pasa por alcanzar el máximo nivel que le den las posibilidades individuales de las que dispone y que revierten en las colectivas. El fútbol es un deporte de equipo en el que cada pieza debe tener una función y en el que el orden de los factores, muchas veces, sí altera el producto final. Ganar a lo Elche también es hacerlo como se logró el pasado viernes. Insisto en que no es bueno acostumbrarse, aunque si se convierte en habitual también un motivo habrá. Cuanto mejor lo hace un equipo, y menos debilidades muestra, más cerca está de conseguir el triunfo. No hay más. El fútbol es justo dentro de su injusticia y acaba equilibrando todo lo que sucede durante una temporada. “Otros días jugaremos mejor y ganaremos” destacaba Francisco que reconocía “hoy hemos jugador peor y también hemos ganado”.
El Elche CF ha alcanzado un nivel de confianza tan merecido como trabajado. Ganar como se ganó al Rayo Vallecano no debe ser considerado como un fallo en la matriz. Es la consecuencia de no rendirse nunca e insistir y persistir contra viento y marea. El premio a saber sufrir en los malos momentos y disfrutar en los buenos. Nadie regala nada en el fútbol y, a veces, cuando el rival baja el nivel, si tú has sabido mantenerlo la recompensa puede llegar. Noventa minutos son muchos minutos y aunque uno haga más méritos que otro sobre el césped la calidad se impone a la cantidad. El triunfo franjiverde es el resumen del espíritu y el alma que ha contagiado Francisco al grupo. No es un brindis al sol ni un gesto de cara a la galería. Si buscas, encuentras. La suerte también juega un papel fundamental pero cuando eres el mejor equipo de 2022 ya no es sólo fortuna.
El equipo franjiverde se ha ganado el derecho a respirar con la tranquilidad que le puede dar un colchón importante sobre el descenso. Un respiro en forma de nueve puntos que muchos de los equipos que le suceden en la clasificación anhela, algunos más que otros pero a buen seguro que la gran mayoría por la forma de resurgir que ha tenido el equipo franjiverde. Todo equipo puede ganar un partido, otra cosa es el camino que recorre para poder hacerlo. Quizás el del viernes no sea el que defina en toda su amplitud al momento de los ilicitanos, pero sí tienes matices de lo que ha sido, es y puede llegar a ser el Elche CF. Un grupo que de tantos palos ha sabido reciclarse para destilar lo bueno de lo malo y convertirlo en su mejor y mayor herramienta para levantar el vuelo. Resiliencia lo llaman en la Real Academia Española de la Lengua Española, A lo Elche la plantilla y fútbol cantueso por los recovecos de las redes sociales. Una divina trinidad.