Fuegos artificiales

El fútbol son resultados. No importa lo bien o lo mal que juegues un partido si el árbitro pita el final y te marchas a casa sin los tres puntos de la victoria. Ya lo decía Luis Aragonés. “Ganar, ganar, ganar… y volver a ganar”. No somos nadie para llevarle la contraria a un sabio. El Elche CF ha mejorado sus prestaciones desde la llegada de Jorge Almirón pero sigue teniendo los mismos problemas defensivos que arrastraba en la etapa de Francisco. De nada sirve mejorar tu balance ofensivo si tus problemas en defensa te condenan cada fin de semana a seguir sin conocer el sabor de la victoria. El argentino tiene una idea de juego vistosa que seduce y entra por la vista pero que, a la hora de la verdad, está dando el mismo resultado cada jornada de forma baldía.

El fútbol está cargado de dichos. Algunos son los típicos tópicos que se convierten en la mejor cortina de humo para desviar atenciones, pero otros resumen la esencia de este deporte. Los delanteros ganan partidos, los defensas ganan campeonatos (que en el caso franjiverde, permanencias). De nada sirve generar ocasiones si no eres capaz de echar el cerrojo a tu portería. El barco de Almirón está lleno de agujeros en la proa, la popa, a babor y a estribor; y el argentino sólo tiene un cubo para achicar el agua. Ver un estilo de juego atrevido y ofensivo gusta pero lo que más gusta es ganar y para eso hay que tener equilibrio y, sobre todo, seguridad defensiva. Un detalle. Pierdes 2-1 en Barcelona y el RCD Espanyol es quien aprieta en campo rival mientras te dedicas a replegar y sobrevivir en campo propio, porque es lo que toca, y a sacar pelota jugada desde atrás pero sin generar superioridad numérica. ¿Para qué sirve?

La idea de juego que propone Almirón son fuegos artificiales. En el cielo quedan muy bonitos cuando estallan en luz y color pero cuando se difuminan no queda nada. Respeto el defender una idea. En ocasiones es hasta admirable pero hay que saber cuándo se pasa la línea de la tenacidad para cruzar la frontera e instalarte en la cabezonería. A Escribá le costó el cargo hace once meses, a Francisco hace mes y medio; incluso para Almirón fue su guillotina hace veinte meses. La diferencia entre los tres queda en que el argentino ha tenido una segunda oportunidad que, a tenor de su concepto del fútbol, es difícil que pueda aprovechar (por mucha madurez y experiencia que haya ganado sobre el césped). 

La mejor forma para entender las palabras son los hechos. ¿Compensa salir jugando desde atrás para acabar perdiendo el balón? ¿Cuántas veces has creado superioridad en campo contrario por salir con balón jugado? ¿Tiene el Elche CF jugadores preparados para asumir en este momento de presión de la temporada un estilo de juego en el que se camina sobre el alambre? Son preguntas que no debo hacerlas yo. Almirón sólo tiene la respuesta y mientras haya gente que se quede embelesada contando ocasiones de gol, y embobaba al más puro estilo de mirar el dedo que apunta en lugar de a la luna, el problema se hará más y más grande hasta que no tenga solución. El Elche CF necesita puntos, no salir jugando desde atrás.