¿Hay ‘Nino’ para rato?

‘Nino’ sí, ‘Nino’ no. Los viejos rockeros nunca mueren pero si se retiran. Sobre todo si creen que ha llegado su momento. No sé si ‘Nino’ tiene cuerda para rato o si el delantero almeriense ha visto que, a pesar de querer no ha podido dar todo lo que le habría gustado sobre el terreno de juego. Estoy seguro de que su papel y rol en el vestuario ha estado a la altura de lo que es, el capitán del Elche CF, pero conociéndole no es suficiente. Ambicioso donde los haya, la leyenda siempre ha querido más y eso es un arma de doble filo que hay que saber, también, manejar. El final de temporada y permanencia nos ha dejado una imagen y un sonido sobre el césped del Martínez Valero. El siete franjiverde saltando al verde bajo el atronador reconocimiento en forma de aplausos de su afición. Muchos pueden pensar que ha sido la última vez que el almeriense ha defendido la casaca ilicitana, y puede que tengan razón.

Otros igual, más tirando de corazón que de cabeza, se nieguen a asumir la pérdida de un ídolo y un icono en el tapete. Sólo ‘Nino’ lo sabe. Muchas veces es la cabeza la que empuja a las piernas pero a otras tantas las piernas no son suficiente. Es una decisión difícil de tomar, tanto para seguir y vivir una temporada similar a la recién acabada como para decir adiós a más de veinte años de profesional. Pero hay que dar el paso. El DNI nunca ha sido un problema para el cañonero de Vera porque la edad es un número y así lo ha demostrado en todas y cada una de las batallas libradas durante las últimas campañas. Su derroche y pundonor han decantado la balanza siempre hacia su costado y este curso, sólo la falta de oportunidades, nos ha impedido ver al ‘Nino’ que todos queríamos ver. ‘Nino’ decide y lo que decida bien estará. Se ha ganado el derecho a decir cuándo y cómo.

Grandes gestas

Continúe o se retire siempre será eterno en la memoria franjiverde con gestas como la de Melilla, Mareo o Zaragoza. Porque si algo tienen los ídolos es que  son imborrables. ‘Nino’ volvió al Elche Cf para llevarlo a Primera División y se encontró, sin comerlo ni beberlo, con un descenso impensable en el peor de los guiones a Segunda División B: Sus lágrimas de tristeza, rabia e impotencia en Cádiz se transformaron en euforia un año después en Villarreal. Quién le iba a decir al almeriense que dos temporadas después la explosión de júbilo de cumplir un sueño, ascender a Primera División, iba a tener su continuidad con una permanencia. Ahora, 805 partidos después, la llama de ‘Nino’ sigue muy viva entre su afición pero puede que haya llegado el momento de tener que apagarla…