La estabilidad de la inestabilidad

Elche CF | OPINIÓN

La estabilidad de la inestabilidad

Jerónimo Tormo,

Jorge Almirón debería de haber dejado de ser entrenador del Elche CF hace semanas pero el fútbol no funciona al gusto de las exigencias de una afición descontenta. Christian Bragarnik se ha convertido en el centro de la diana de un entorno que a golpe de comunicado intenta durante las últimas horas apagar su indignación ante la marcha del equipo. Un movimiento tan estéril como absurdo, teniendo en cuenta que el destinatario del mensaje de la afición no ha tenido la decencia de presentarse de manera formal, más allá de un publirreportaje institucional y enlatado, que en su momento se entendió y ahora se critica. Bienvenida afición a lo que la Prensa de Elche lleva arrastrando desde hace más de un año.

Tampoco en su momento corrió la tinta en forma de comunicados cuando José Sepulcre diseñó una operación a medida para ridiculizar al accionista franjiverde, reducirlo hasta la mínima expresión y quedarse con un club que vendió al mejor postor, porque Bragarnik era un entendido de fútbol. Eran otros tiempos en donde parece que no había un estado de emergencia tan preocupante como el de ahora, pero de aquellos polvos estos lodos. Insisto y recuerdo porque a algunos se nos tachaba de alarmistas. El tiempo ya ha puesto todas las piezas en su lugar y puede que ahora exigir llegue tarde.

Jorge Almirón es el culpable, Christian Bragarnik es el responsable. El dúo argentino empieza a comprobar qué es el Elche CF, un bucle de sentimientos en donde la exigencia está al nivel de los trasatlánticos porque la franja verde es una pasión que se equipara a los mayores presupuestos. La estabilidad de la inestabilidad ha llevado al Elche CF a ser un paciente muerto en vida. Un coma profundo tan grave que mantiene al enfermo en un estado tan preocupante como inquietante. Al Elche CF ya no le valen las migajas. Acumular minutos de mérito en un partido como el de Mestalla no maquilla catorce jornadas sin ganar.

El equipo necesita más de lo que tiene. El problema no es hoy, el problema son los últimos tres meses. ¿Decisiones? Tan necesarias como absurdo demandarlas. ¿Alguien cree que los comunicados sirven para que Bragarnik cambie su hoja de ruta? Ha pasado de todo, y de todos, desde su llegada al Martínez Valero porque se le ha puesto la etiqueta de propietario de algo que ni tan siquiera ha comprado. ¿Por qué ahora se va a bajar los pantalones el dueño de la pelota? Mientras, los que deben hablar guardan silencio por el interés personal y otros alzan la voz porque el negocio sepulcrista se va a pique.

¿Imaginan una espantada de Bragarnik sin haber afrontado las obligaciones contractuales de compra venta firmadas? ¿Imaginan el regreso de José Sepulcre al Martínez Valero? Pues eso. Hay que empezar a preparar la capa y el antifaz de superhéroe y para eso el máximo accionista tiene sus altavoces para abonar el camino. Nada cambia en el Elche CF cuando siguen los mismos protagonistas, de manera directa o indirecta. Es la estabilidad de la inestabilidad de un club condenado al sufrimiento. Mientras la pelota entra, se apagan fuegos y se maquillan problemas pero eso no significa que no sigan estando.

Sólo espero que las próximas horas no diluyan este sentimiento crítico que se vive entre el entorno franjiverde. Que uno, dos, tres o cuatro fichajes no cambien la perspectiva de una afición que no debe dejar de ser centinela de la salud deportiva, económica e institucional del Elche CF. Que no deje de fiscalizar los movimientos de su propietario de cartón piedra que desde Argentina se ha convertido en lo que en el Martínez Valero presumían de no tener. Un Peter Lim de bajo saldo, aunque este al menos tiene dinero y la empresa es suya porque la ha comprado, que en vez de dirigir desde Singapur lo hace desde Buenos Aires.

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