Elche CF | ANÁLISIS
Los peligros de la rebelión del Martínez Valero
La plantilla franjiverde se niega a acudir a su puesto de trabajo para entrenar, aunque lo hace en su domicilio, y abre un peligroso precedente para LaLiga, con aquellos equipos de fútbol profesional que estén inmersos en ERTE's.
Patricia Rodríguez, futura vicepresidenta de LaLiga, tiene una patata caliente por resolver. La plantilla del Elche CF ha decidido no entrenar en el estadio Martínez Valero, puesto de trabajo, y ejercitarse en sus domicilios particulares bajo las condiciones actuales del ERTE en el que están inmersos, para no incumplir sus obligaciones laborales (con una reducción de jornada laboral d 70%). La directora general del club franjiverde tiene por delante intensas y duras horas para buscar una solución, si no quiere ver cómo sus primeros pasos en el nuevo cargo, que estrenará de manera oficial en breve, empiezan con un traspiés y caída al suelo de bruces; tras una decisión que ha puesto el foco mediático nacional en una plantilla que ha gritado ante lo que considera una injusticia.
La plantilla franjiverde quiere mejorar su situación en torno al ERTE y equipararse a otros empleados, cuerpo técnico y servicios médicos, que con el regreso a la normalidad laboral han visto aumentadas, en algunos casos, sus reducciones de jornada laboral, mientras que en otros han pasado, de tener suspendido el contrato de manera temporal, a recuperar el total de la actividad. Consideran que se trata de un agravio comparativo. La dirección general tiene clara su postura. Los empleados que mejoran sus condiciones lo hacen porque también aumentan su volumen de trabajo. En el caso de los futbolistas,siguen trabajando el mismo tiempo que en sus domicilios, cuarenta y cinco minutos, por lo que, hasta que la carga aumente, no hay por qué subir las horas de trabajo.
Algo tan sencillo de contar, con ángulos y aristas tan distintos como puntiagudas según la parte que explique la situación, puede tener consecuencias nefastas para las dos partes, pero siempre con un denominador común; el escudo del Elche CF de por medio. Por no hablar de la imagen social y repercusión de unos jugadores, quizás (y no siempre) entendidos sólo por sus aficionados. Deporte y economía chocan de frente en una sociedad anónima deportiva, que es una mercantil que tiene como objeto social la participación en competiciones deportivas oficiales de carácter profesional de la modalidad deportiva del fútbol. Cada uno mira por su beneficio olvidando que las dos partes, al unísono, forman un club de fútbol que cada domingo tiene que saltar al terreno de juego, bajo la representación de un equipo que luce una franja verde (dicen que invencible), para ganar un partido (dicen que juntos). Un club, que es una empresa, en la que nadie puede tomar decisiones a las bravas, en donde hay una autoridad, y existen unos derechos y unas obligaciones para sus trabajadores.
La rebelión del Martínez Valero es muy peligrosa. El motín promovido por los jugadores ha puesto la pelota en el tejado de la dirección general. La forma de gestionar y resolver, con tanta eficacia e imparcialidad, como mano derecha y ausencia de tiranía dictatorial; va a ser la tarjeta de visita que Patricia Rodríguez pueda adjuntar, a su ya de por sí excelso currículum, ante la patronal de clubes para asumir la vicepresidencia segunda. Ceder ante las pretensiones de los futbolistas sería apagar un fuego con gasolina; no atenderlas, colocar una bomba en el vestuario. El jugador sabe que tiene la sartén cogida por el mango y, ahora como en su momento Patricia Rodríguez, puede no bajarse de su porcentaje del 100%, como hace semanas la directora general no se bajó de su 20% anual para intentar un acuerdo de reducción salarial que nunca llegó y desembocó en un ERTE. Vueltas que da la vida. Un día arriba, otro abajo o viceversa.
¿Qué significaría que la plantilla del Elche CF se saliera con la suya? Hay equipos, que como el franjiverde, están viven bajo las condiciones de los ERTE's y no han movido ficha. Si el pulso cae del costado del futbolista, se enciende la mecha y LaLiga ya tiene el incendio montado. Patricia Rodríguez no puede permitírselo. ¿Que significaría que la dirección general del Elche CF se saliera con la suya? El descontento de un grupo de futbolistas que ya ha demostrado que no le tiembla el pulso a la hora de tomar decisiones y que, ante lo que considera injusto, alza la voz. ¿Saben qué significa tener a un empleado descontento? Patricia Rodríguez tampoco puede permitírselo porque, por mucha calculadora que saque para multiplicar y dividir gastos e ingresos, el mayor beneficio de un club de fútbol es ganar partidos.
El futbolista de Segunda División, y del Elche CF, no vive en el lujo. No tiene lo justo para llegar, pero tampoco nada en la abundancia. Uno nunca sabrá si el problema es de horas para preparar el regreso a la competición o de porcentaje de dinero perdido por el camino. Lo que si sabe es que llegarán épocas de vacas flacas en donde hay futbolistas que tendrán contratos y se deberán alcanzar acuerdos para seguir defendiendo la camiseta franjiverde más allá del 30 de junio de 2020 para pelear por algo tan bonito, como redundante en las arcas de la entidad del Martínez Valero, como un playoff y un posible ascenso. ¿Con qué licencia se van a pedir esfuerzos y unión cuando antes has roto la baraja para tomar un único camino? Tampoco el Club se debe al chantaje de un objetivo pero, qué menos, que tomar decisiones de manera conjunta para tener un aval que permita tener licencia para pedir favores.
La directora general va a tener que definirse. Ha abandonado el césped, al descanso tras la primera parte, perdiendo el partido. Alinearse con LaLiga tiene su parte positiva para el Elche CF, pero también la negativa. Hablando se entiende la gente pero no sólo cuando una parte quiere hablar. Ha habido mucho tiempo para resolver un problema que ha acabado explotando. Cada parte tiene su porcentaje de razón. Qué fácil habría sido alcanzar un acuerdo antes del ERTE, qué fácil habría sido seguir hablando después de haber solicitado y aprobado el ERTE, qué fácil habría sido sentarse antes de volver a los entrenamientos y fijar un plan de acción para recuperar la normalidad. Que fácil habría sido todo si se hubiera hecho algo. Ahora, ya no es tan fácil. Aunque, claro, hablar de dinero, cuando no es el tuyo, siempre es fácil.