Machín no le enamoró

Elche CF | OPINIÓN

Machín no le enamoró

Jerónimo Tormo,

Pablo Machín ha tenido ciento cuarenta y un días para enamorar a Christian Bragarnik. Cierto es que las distancias cortas sólo han dado un margen de veinticinco días, porque el argentino es hombre de mundo y ha estado más fuera que dentro, pero el soriano no ha conseguido encender la chispa que alumbrase la llama. El corazón del propietario es frío y calculador, y la cabeza del entrenador no ha dado para revertir la situación.

No hace mucho, Bragarnik reconocía, en petit comité ante la Prensa, que "tampoco el estilo me enamoraba". Fue cuando el soriano le dió calabazas y la mirada del propietario tuvo que posarse sobre otro corazón, que acabó roto, como el de Francisco. El argentino ha coleccionado técnicos desde que llegó al Martínez Valero y uno empieza a pensar que cuando Bragarnik se encuentra a todos en dirección contraria, igual el que no circula correctamente es el dueño.

Machín ha tenido tiempo para demostrar en Elche que su exilio en Arabia Saudí fue un paso atrás en su carrera deportiva para coger impulso y volver al fútbol de élite con más fuerza y, tampoco está mal decirlo, con más dinero en sus bolsillos. Poco más de cuatro meses después, el entrenador soriano no ha conseguido demostrar al entorno franjiverde, ese que le sigue de cerca y le juzga fin de semana a fin de semana, que Bragarnik haya dado con la tecla para pensar en él conjugando su nombre en futuro.

El trabajo y la dedicación del entrenador castellano leonés es indudable. Las horas de pizarra y video que Machín ha puesto durante la semana a su trabajo son tan objetivas y tangibles como haberse pasado por el estadio Martínez Valero y haber visto su coche aparcado de manera perenne frente a la puerta cero del coliseo ilicitano. También sus sesiones de entrenamiento, en donde la intensidad ha sido el hilo musical que se escapa por la azotea del Díez Iborra. El problema llega cuando el fútbol necesita 'más'.

'Más' son resultados. No vale nada ser ganador moral cuando lo que necesitas es ser ganador real. Terminar el partido y marcharse lleno de sensaciones positivas es más doloroso que perder de forma justa e irremediable. Es la ley del fútbol. El soriano lo sabe. Es zorro viejo y ha vivido más de una batalla de esta guerra. Algunas las ha ganado, otras las ha perdido; por eso me sorprende que se haya querido forzar una realidad que cualquiera con dos dedos de frente entiende que es artificial y prefabricada sobre la mejoría de su Elche CF.

El equipo podrá haber jugado mejor o peor que antes de la llegada del soriano al cargo. Hacerlo mejor no tiene mayor mérito que haber subido el nivel desde la mediocridad con la que se desempeñaba el conjunto franjiverde, y hacerlo peor habría sido imposible, viendo cómo están siendo las prestaciones de la actual temporada. Ya pueden vendernos la moto, otra cosa es que la compremos, pero a mí nadie me va a convencer de un mal llamado 'efecto Machín' por haber triplicado los puntos del casillero.

Hacer clasificaciones por jornadas, restando las que no interesan y sumando las que se quieren poner en el foco mediático, es hacerse trampas jugando al solitario. Los cuatro meses de Machín han dejado un déficit de puntos en donde el Elche CF ha pasado de estar a ocho de la permanencia a quedarse, actualmente, en los menos catorce. Eso, por mucho que juegues, no es mejorar. Que el equipo esté más trabajado es tanto consecuencia de un labor diaria, como también el no remontar el vuelo.

Bragarnik ya sabía qué podía darle Machín al Elche CF, como Machín ya sabía, aunque hayan sido sólo veintinco de los ciento cuarenta y un días los que ha convivido con el propietario, cuáles son las formas de proceder del argentino. A falta de pocos menos de tres meses para que termine la competición, y restándole uno, que será el que termine por adelantado con el Elche CF en Segunda División; en la planta noble del Martínez Valero el futuro está claro. No pasa por el soriano.

Machín llegaba a Elche con la vitola de aquel entrenador que triunfó con su fútbol alegre en Girona. Un fútbol que le abrió las puertas del Sánchez Pizjuán con la mala fortuna de no saber asimilar la presión de un grande. El RCD Espanyol y el Deportivo Alavés no cambiaron su idea de fútbol, tampoco lo ha hecho el Elche CF, y los resultados no han llegado. Bragarnik no estaba "enamorado" de su estilo cuando intentó ficharle a la primera y me da que no ha habido ese flechazo que pudiera acabar en boda, y las horas estaban contadas.

El propietario es amante de entrenadores de fútbol atrevido, como aquel Machín que revolucionó Segunda División desde Montilivi. Allí pudo porque tuvo los jugadores y el momento adecuado para lograrlo, pero lejos de Girona el fútbol es otra cosa y ha hecho mucho frío si no evolucionas. Poco o nada se ha visto de aquel Machín en un Elche CF que no está para experimentos. Cuando eso es lo que te trae a un nuevo lugar, y eres incapaz de demostrarlo, además de no conseguir resultados; es una losa muy difícil de soportar como para pensar en un futuro.

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