Elche CF | OPINIÓN
Ser valiente no es suficiente
La valentía es insuficiente si no se acompaña de seguridad. El Elche CF se ha convertido en un equipo que quiere pero no puede. Que lo intenta de manera digna pero que acaba perdido en un bucle de desorden y lagunas. Un problema, que ya ha dejado de ser matiz, que está decantando la balanza hacia el costado no deseado. La derrota en el Camp Nou es un ejemplo más de lo que cuesta ganar un partido en Primera División. El equilibrio es la clave cuando en escenarios como Can Barça necesitas dar el 101% para optar a ganar y los franjiverde tropiezan con la misma piedra. Terminar en alto es algo que seduce y gusta, pero que no debe esconder la realidad de un equipo que tiene demasiados problemas en su retaguardia, que cuando no son individuales son colectivos, para poder conseguir el premio con el pitido final del árbitro.
La llegada de Francisco al banquillo del Martínez Valero ha supuesto un soplo de aire fresco en los conceptos ofensivos del equipo. El almeriense ha sabido imprimir su sello a la plantilla para dotarles de más herramientas a la hora de pretender ganar un partido. El problema llega cuando este Elche CF sigue siendo igual de blando, sea cual sea el nombre de su entrenador, donde se cuecen las derrotas y las victorias. La zona defensiva franjiverde hace aguas y ya saben aquello de que las delanteras ganan partidos, las defensas ganan permanencias. La franjiverde no está, a día de hoy, para dar alegrías. Los sustos se han convertido en una constante que se paga demasiado caro en la parcela que debe hacerte fuerte en la búsqueda de tu objetivo.
Todo detalle suma tanto cuando es a favor como resta cuando sucede en contra. Es fácil ser valiente cuando se va por detrás en el marcador, porque ya no hay nada que perder, más difícil es saber reaccionar cuando tu equipo lo está pasando mal y no encuentras la clave táctica que puede darle la vuelta a la situación, o al menos que te permita equilibrar la balanza. Francisco se equivoca en el Camp Nou y el partido lo refleja. El cementerio está lleno de valientes pero cómo se consiguen los imposibles si no es con gallardía. No se puede dar tanta ventaja a un rival que ya de por sí la tiene sobre el verde por su condición de equipo superior. Jugar pensando en el rival en lugar de ti mismo es el primer paso hacia la derrota. Si te atreves estás más cerca y eso lo demuestra una segunda parte en la que el error inicial hace lamentarse más de lo que pudo ser y no fue.