Elche CF | ANÁLISIS
Tanto monta, ¿monta tanto?
El Elche CF se ha plantado en el primer tercio de competición liguera con una ventaja de un punto sobre el descenso. Las expectativas generadas en la plantilla franjiverde y la situación clasificatoria dejan a Escribá en entredicho
El fútbol no tiene memoria y Fran Escribá lo está comprobando en primera persona. El entrenador valenciano ha perdido la inmunidad que se había ganado a pulso con su Elche CF de los récords. Un ascenso, dos permanencias y otra salvación milagrosa en la era Bragarnik le avalan, pero no es suficiente. Sobre todo cuando sobre tu espalda carga el peso de la mejor plantilla franjiverde, o eso dicen, de las últimas temporadas. El valenciano lo ha reconocido y en el pecado está la penitencia. Otra cosa es que lo haya asumido. Un ejemplo. De momento, los dos grandes estandartes de esa gran plantilla no han marcado la diferencia. Javier Pastore está lejos de su mejor estado de forma mientras que Darío Benedetto no ha conseguido, a pesar de las oportunidades que ha tenido, demostrar que puede y debe ser titular indiscutible en este equipo.
La ecuación parece sencilla. Hay mejor plantilla pero siguen jugando, prácticamente, los mismos futbolistas que el pasado curso fueron clave en la permanencia franjiverde. Salvo Kiko Casilla bajo palos, recordando que Edgar Badía fue suplente en la recta final del pasado curso, Pedro Bigas, de manera intermitente por la lesión sufrida que ha dado opciones a Roco, y Omar Mascarell, indiscutible y único jugador que ha subido el nivel en relación con los que han actuado en su demarcación la pasada campaña; son los tres futbolistas que se han ganado un puesto en el once titular. La punta de ataque sigue sin encontrar una pieza definida que acompañe a Lucas Boyé. Una situación que hace que Escribá tenga en un grueso de siete jugadores de la pasada campaña el bloque que no deja tan claro que el nivel haya subido. Palacios, Gonzalo Verdú, Mojica, Fidel, Guti y el mencionado Lucas Boyé asumen el peso.
Confianza
Escribá tiene una papeleta por resolver. Su mérito se ha diluido porque el fútbol se recicla cada fin de semana. De nada sirve lo hecho si no se actualiza y mejora. El entrenador lo sabe, como también que hasta los hombres de fútbol como Bragarnik a veces dejan de entender de fútbol si los resultados no llegan y la paciencia se agota o la prisa hace cometer imprudencias. El fútbol son resultados y cuando el nivel se sube se debe corresponder. El problema llega cuando el globo se hincha de aire y la teoría no se convierte en práctica. El fútbol necesita tiempo para poner las notas, más aún cuando el propietario franjiverde lució la pasada campaña tanta paciencia como tiempo perdió a la hora de tomar decisiones que eran evidentes con Jorge Almirón. Puede que ahora Bragarnik haya aprendido de la experiencia. Dejar madurar tanto la fruta puede hacer que caiga de podrida pero cierto es que un recambio a tiempo resuelve muchos dolores de cabeza.
Plantilla y Escribá, subida de nivel y obtener mejores resultados. Tanto monta, monta tanto. Es la pescadilla que se muerde la cola. El valenciano dejó claro que una cosa es tener una mejor plantilla y otra, bien diferente, es tener un mejor equipo. Algunos deberían recordarlo. Jorge Cordero hizo la mejor plantilla de Segunda División B hace temporadas, siempre bajo el criterio del cartagenero, pero la papeleta de formar el mejor equipo era del entrenador. Dos pasaron hasta dar con ‘Pacheta’. Tampoco se debe pasar por alto que igual que el entrenador debe adaptarse y sacar el máximo provecho a sus jugadores, son los futbolistas los que marcan la diferencia y, a día de hoy, la plantilla franjiverde tiene en sus jugadores del pasado curso a los más destacados, llámense Mojica o Lucas Boyé. El fútbol es un deporte de equipo en el que todos los jugadores ganan y sólo pierde el entrenador porque es más fácil cortar una cabeza que veinticinco. Tanto monta, ¿monta tanto?
Planificación
Cuando Bragarnik fichó a Escribá para obrar el milagro, el dueño debía tener claro qué tipo de entrenador firmaba. Gustará más o menos su forma de afrontar los partidos pero el dato indiscutible es que los números cumplen el objetivo marcado a principio de curso. Si el propietario es hombre de fútbol, lo último que hará será cambiarlo durante el transcurso de temporada en donde dar vueltas equivale a marear, algo que normalmente no suele acabar bien. Escribá tiene un sello que le define, para bien y para mal. El técnico no es sospechoso de no querer terminar lo que empieza, otra cosa es que su fichaje fuera un escudo que acabó saliendo bien ante las meteduras de pata que el propietario argentino cometió en su momento sin renovar a 'Pacheta' para firmar a Almirón. Ahora es el momento de confirmar que esa decisión fue en base al bien del equipo y no un brindis al sol para complacer y callar bocas.