Elche CF | OPINIÓN
Un punto puede ser la diferencia
Primera División se ha igualado tanto esta temporada que ganar se ha convertido en una misión, no imposible, pero casi. El Elche CF está experimentado en sus propias carnes la dificultad que entraña la máxima categoría en donde es capaz de robar puntos a los equipos de la zona alta pero también de perderlos ante recién ascendidos. Los franjiverde bordean el primer tercio de competición liguera con varios tragos agridulces durante este inicio de curso en donde el fútbol a veces aprieta pero no ahoga, igual que a veces quien mucho abarca poco aprieta. El conjunto de Escribá ha visto las dos caras de la moneda, la de poner contra las cuerdas y la de que le pongan. En todas, el denominador común ha sido, a las duras y a las maduras; que siempre ha dado la cara y eso debe de ser el mayo motor de satisfacción, más allá del resultado conseguido.
El duelo ante el RCD Espanyol puede saber a poco. Terminar en alto deja un sabor de boca amargo, sobre todo cuando Diego López se cruza en el camino de Pere Milla y el gol, pero hay que ser realistas e incluso dar las gracias porque el punto se debe valorar en su justa medida. Hubo muchos puntos que el pasado curso se despreciaron por la meritocracia del equipo durante los noventa minutos de los partidos pero no hay que olvidar que el fútbol no se mide en el corto plazo. Las temporadas se rigen por el horizonte que el fútbol marca en ellas y llegar vivo al final muchas veces requiere de pasos pequeños. Claro que todos querríamos que los pasos fueran grandes pero no siempre es cuestión de querer, también hay que poder. Un punto puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso, la permanencia y el descenso y de eso, el curso pasado, algo sabemos.
Aún así, el empate ante el conjunto catalán me deja un sabor de boca más amargo por la forma de entender el partido que por el resultado. El fútbol es un juego en el que se puede ganar, perder o empatar pero para llegar a esos resultados hay muchos caminos. Aprecio varios encuentros en donde la reacción desde el banquillo es tardía o no llega acorde a lo que el equipo necesita. Decía Escribá tras el duelo ante el RCD Espanyol que los movimientos tácticos de Vicente Moreno no habían sido decisivos. No sólo lo fueron sino que decantaron la balanza hacia el costado perico en la reanudación con un movimiento de esquema que dejó sin balón, y sin argumentos, a los franjiverde. En Vallecas Iraola también supo leer mejor la cartilla que el valenciano y eso es algo que hace que llueva sobre mojado. El punto es importante pero también la forma en la que se consigue. Que el paradón de Diego López no sean las ramas que impidan ver el bosque.