Elche CF | OPINIÓN
Virtudes y defectos, pecado y penitencia
El Elche puede ver el vaso medio lleno o medio vacío. Analizar el empate logrado por el conjunto franjiverde, ayer en Málaga, deja dos puntos de vista que combinan sonrisas y lágrimas por los méritos y deméritos acumulados durante un partido. No se trata de despiezar un encuentro en minutos al estilo Alberto Toril, que si le quitaba los malos sacaba pecho con las bondades de su equipo olvidando los defectos. Se trata de poner en una balanza el trabajo realizado para maximizar lo bueno y minimizar lo malo. Tras el pitido final.
El equipo franjiverde puede quedarse con la parte positiva y ensalzar setenta minutos de partido en donde disfruta y sufre, tiene efectividad y manejo de balón para someter a un equipo, que más allá de la clasificación, es un grande de la categoría. ‘Pacheta’ puede presumir de cohesión y medición de tiempos, de saber golpear en los momentos clave y marcar una línea de juego en donde su equipo se siente cómodo y fuerte, en un campo tan complicado como La Rosaleda, por historia y tradición (obviando la clasificación).
Distinto es que el conjunto ilicitano se quede con la parte negativa. Veinte minutos en donde se confía, o relaja, creyendo que los deberes están hechos. Que eche mano de la fuerza que le da el que nunca nadie le haya volteado un marcador a domicilio, cuando se ha adelantando y se ha llevado todo el botín, asaltando estadios como Santo Domingo, Carlos Tartiere, Montilivi y Riazor. Que no sepa frenar el empuje de un rival, desde la parcela táctica que debe asumir un entrenador, y la emocional que ejerce una grada volcada y que afecta en forma de presión al futbolista.
El partido en Málaga tiene tantas lecturas, como entrenadores de fútbol hay en cada aficionado de un equipo. Nunca sabremos qué habría pasado si Ramón Folch hubiera tenido minutos para cerrar un partido que, con 1-3, debía de haberse cerrado por la vía rápida. Quizás habría sido peor el remedio que la enfermedad, o no. No hay bola de cristal que el día después pueda despejar la ecuación. Pero si sorprende que ‘Pacheta’, zorro viejo en estas lides y acostumbrado como jugador de lectura de partidos a medir los tiempos, no tomara la decisión de muscular el medio campo franjiverde para echar la persiana.
Los ataques de entrenador son el mayor caballo de batalla contra el que debe luchar un técnico. El fin justifica los medios pero a toro pasado es fácil hablar cuando sólo una persona puede tomar la decisión. Sabiendo el resultado final, seguro que el guión de ‘Pacheta’ habría sido otro distinto pero, como el burgalés dice “si le ves los huevos, macho”. Como poder, se puede criticar que no sepa leer el partido y que se apele a aquello de ‘de valientes está lleno el cementerio’. En Málaga, en la virtud está el defecto y en el pecado va la penitencia porque, a veces, la avaricia rompe el saco y más vale pájaro en mano que ciento volando.