¡Viven!

Elche CF | CONTRACRÓNICA

¡Viven!

Jerónimo Tormo,

El Elche CF está vivo. Muy vivo. Las matemáticas no importan si el corazón late. La permanencia sigue siendo una quimera, pero la lección de pundonor que da el equipo franjiverde, fin de semana tras fin de semana; a pesar de su espeluznante situación clasificatoria, es el mejor ejemplo para definir a un grupo que quiere, aunque pueda menos de lo que el resultado dice de su entrega.

La victoria en Palma reescribe la justicia poética. Justicia deportiva y justicia arbitral para el equipo ilicitano. Dos por uno, y facturas del pasado cobradas. El mérito sobre el terreno de juego, acompañado de la corrección del demérito arbitral que tantas veces ha castigado al Elche CF de Francisco, Gallego, Almirón, Mantecón y Machín. El sabor más dulce para enmarcar una victoria dentro de esta triste temporada.

Mientras hay vida hay esperanza. Debe ser lo último que se pierda. Los mazazos volverán a llegar, pero también las alegrías. El grupo no se rinde. Saca fuerzas de flaqueza para redimirse. Con el orgullo y el honor no se juega, menos aún con el instinto de supervivencia en un deporte en el que cada minuto marca la diferencia entre el éxito y el fracaso. En donde la línea es tan delgada como cada uno la quiera dibujar.

El deporte es superación. Nada acaba hasta que ha acabado. La vida es deporte. Sólo quién se deja vencer está perdido. El Elche CF 2022/2023 es como aquel Old Christians Club de Carrasco, equipo de rugby uruguayo que el octubre de 1972 se estrelló en los Andes. Todos les dieron por muertos y, una semana después del impacto, se suspendieron las labores de búsqueda. Los supervivientes quedaron solos a su suerte durante setenta y dos días.

Tuvieron que hacer frente a todo tipo de adversidades. Sobrevivieron dieciséis. Fueron rescatados por su esperanza. Porque nunca se rindieron. Porque creyeron. Nadie pide que ganar en Palma sea sinónimo de creer en conseguir un objetivo deportivo que está manchando por la palabra imposible, pero todos sabemos que, igual que aquel equipo de rugby, este Elche CF sigue latiendo. Mientras haya vida, debe haber esperanza. ¡Viven!

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