Fútbol sala | MENSAJE
Todos culpables
Ramón Segarra reparte responsabilidades en la última cena de la temporada del Elche CF sala, señalando el bajo rendimiento ofrecido por la plantilla franjiverde. El presidente no olvida al cuerpo técnico y mete a la directiva en el mismo saco
La temporada 2020/2021 quedará marcada en la hasta el momento corta, pero exitosa, historia del Elche CF sala como la del primer descenso del equipo franjiverde a Segunda División B. Una categoría que la sección de fútbol sala del Elche CF nunca ha pisado porque su ascenso desde Tercera División se vio acompañado hace ocho temporadas de un ascenso en despachos que permitió a los ilicitanos escalar dos peldaños en una misma campaña. El fracaso deportivo no ha sido óbice para que la plantilla franjiverde pusiera ayer punto final a la temporada con una cena de equipo que se celebró en el estadio Martínez Valero con la presencia de cuerpo técnico y directiva.
La cita entre las partes deja varias conclusiones. La primera, el reparto de culpas que el presidente Ramón Segarra lanzó entre los asistentes. Entonando el mea culpa desde la directiva y pasando por el cuerpo técnico y la plantilla. Un mensaje que, más allá del tono amable con el que se ha enviado no esconde el malestar generado por un curso deportivo en el que, tras haber rozado el año anterior el ascenso a Primera División con Juan Carlos Guillamón, el presente curso ha dejado un sabor de boca amargo tras la salida del murciano y al llegada de un Pablo Conejero que no ha podido revertir la dirección de la nave franjiverde, rumbo al descenso a Segunda División B.
Recurso en el aire
La segunda conclusión gira en torno a la situación de incertidumbre, cada vez menos sostenible, que vive la sección en despachos. La directiva franjiverde sigue esperando la resolución del recurso presentado por una posible alineación indebida de Ciudad de Móstoles FS ante Alzira FS. El tiempo pasa y Competición no sólo no resuelve sino que estira en forma de alegaciones un proceso que desde Madrid se apunta podría estirarse hasta el mes de septiembre. El club capitalino planifica la próxima campaña pensando en Segunda División, mientras que en Elche el silencio y las dudas son la tónica general de un club que tampoco tiene asegurado el salir a competir el próximo curso en la categoría de bronce nacional.
Las dudas sobre la supervivencia son la tercera conclusión. Ramón Segarra sabe que Christian Bragarnik no va a ayudar económicamente al Elche CF sala por el pasado del abogado ilicitano en el Martínez Valero y todas las situaciones heredadas por el propietario argentino respecto a su gestión junto con Diego García. El curso pasado, Segarra buscó la mediación del Ayuntamiento para entrar en los presupuestos franjiverde. El Elche CF sala tuvo apoyo bajo unas condiciones en las que marcó la pauta Patricia Rodríguez, ex directora general, en connivencia con Patricia García. La principal exigencia fue el paso al lado de Segarra y sus directivos. La salida de la directiva vasca hizo que la ex directiva volviera a primera línea, no sin dejar patente en círculos cercanos del fútbol sala su malestar con García. Ahora, con Bragarnik al frente la puerta está cerrada.
Proyecto en duda
La cuarta conclusión la marcará el tiempo. El proyecto 2021/2022 es una quimera. Pablo Conejero no seguirá en el banquillo porque no tiene la confianza de la directiva. Distinto sería que el equipo saliera a competir porque la sección acaba en manos de Patricia García con Ramón Segarra fuera de la ecuación. La sección e ha quedado sin entrenadores para sumir el reto de ascender a Segunda División y los jugadores tienen ofertas mucho más interesantes desde el punto de vista deportivo como económico. Rubén Sánchez ‘Rubi’ ha sido tentando por el Alzira FS, Raúl Villaverde hará las maletas para marcharse a Italia, Kike Hernández podría recalar el Horadada, Manu García en El Ejido y Elián y Jordi volverán a jugar en Murcia, el primero a Molina Futsal y el segundo a CD Imperial. Jugadores como ‘Juanito’ podrían colgar las botas para centrarse en sus labores profesionales. El futuro no es nada halagüeño…