El mundo al revés
El Elche CF tiene un problema con el gol. Sorprende decirlo, teniendo en cuenta que no hace mucho este equipo brillaba por su efectividad de cara a portería, tanto como analizar por qué se puede pasar del blanco al negro sin un gris intermedio. ¿Qué clave marca que un equipo reduzca a la mínima expresión su puntería cuando, no hace mucho cotizaba al alza y se aprovechaba a la enésima potencia? ‘Pacheta’ no tiene la respuesta, yo tampoco, y me da que tú que estás al otro lado sigues nuestros pasos.
Decir ‘esto es fútbol’ responde la pregunta sin decir nada pero es que ‘esto es fútbol’. Puede saber a poco decirlo pero, a día de hoy, si hubiera una fórmula mágica o un interruptor con el que apagar y encender la efectividad de un equipo; el Elche CF no lo tendría porque otros conjuntos con más presupuesto lo habrían comprado ya, agotando las existencias. Sólo cabe una solución, seguir insistiendo para que las porterías, cuando la fortuna o la conjunción de los astros lo decidan, vuelvan a abrirse estar preparado para marcar goles.
Tampoco el Elche CF ha sido un equipo efectivo durante todo lo que llevamos de temporada, ha tenido sus momentos hasta alcanzar el punto mágico que le hacía temible en Segunda División, acertando en la primera que tenía. Un momento en el que, recuerdo, me hacia una pregunta de doble rasero. ¿Es preocupante tanta efectividad? Dicho así suena estrafalario. ¿Cómo va a inquietar marcar todas las ocasiones que se tienen (o la gran mayoría)? Sencillamente porque cuando llegase la época de vacas flacas no ensalzaríamos lo que se vivía. Sólo se echa de menos lo que se tiene cuando se pierde.
El mundo al revés. Los caprichos de un deporte llamado fútbol en el que dos más dos no siempre tiene por qué ser cuatro. Lo que antes era alegría desde la practicidad, ahora se ha convertido en un dolor de cabeza por intentarlo y no conseguirlo. Media ocasión bastaba para marcar un gol, ahora se fallan hasta en la línea de portería. Es el factor suerte, una de las claves que mueve el balompié. Decía Fran Escribá que, cuanto más entreno más suerte tengo. No creo que el gol sea cuestión de trabajo. Dibujar el camino si, acertar en la diferencia milimétrica que marca el palo, el portero o el fondo de las mallas es otro mundo. ¿Solución? La misma que cuando a principio de temporada no entraban, seguir insistiendo y disfrutarlo. Disfrutarlo mucho cuando vuelva a llegar.