Hoy no hay premio
El Elche no cogió en Alcorcón premio y si hubo uno fue una derrota como reacción ante la racanería. El fútbol sigue dándole lecciones al equipo franjiverde en esta fase de aprendizaje y adaptación a la categoría. Si sales a por el empate estás más cerca de la derrota que de la victoria. ‘Pacheta’ volvió a quedarse a medias, como ya le sucediera en Oviedo. La diferencia entre el Carlos Tartiere y el Municipal de Santo Domingo es una acción infantil de, quizás, el jugador más experto que tiene el equipo franjiverde. Alexander no puede darle vida al Alcorcón en el último suspiro del partido, pero tampoco un partido puede llegar a su recta final sin haber propuesto algo para ganarlo.
Duele perder con el tiempo cumplido, pero más duele hacerlo sin haber sido capaz de dejar tu sello ofensivo sobre el terreno de juego. Duele tanto como saber llevar el partido al rincón que te interesa y no saber culminar todo el trabajo realizado por falta de intenciones en los metros finales. ‘Pacheta’ planteó un escenario interesante en el que supo hacer largo el partido, más allá de la providencia de José Juan, pero no acabó por meter la última marcha cuando el rival se desordenó. Un banquillo con Javi Flores, ‘Nino’ o Josan merece un poco más de atrevimiento.
Alcorcón vuelve a dejarnos un Elche CF sin sonrisa lejos de casa que vivió en la complacencia del empate. Caminar sobre el alambre tiene sus riesgos y el del conjunto franjiverde acabó pasándole factura ante un rival que, quizás no generó tanto en la segunda parte como para llevarse el premio de la victoria a la épica, pero que a los puntos mereció mayor fortuna en su casillero de puntos. Un resultado heroico que llegó en el último minuto pero que pudo haberse empezado a gestar con mucha más anterioridad sobre el terreno de juego.
El Elche CF deberá saber rehacerse pero, algo empieza a dibujarse en el horizonte. Cuando Sory Kaba no juega, el equipo sufre. La presencia o ausencia del africano sobre el verde condiciona un estilo en el que el de Guinea es oxigeno en la punta de lanza. Este equipo juega con la referencia del joven futbolista y cuando le falta nadie pude sustituirle. Ha quedado claro que Benja no es Sory, menos aún ‘Nino’, y el equipo ni puede ni sabe jugar con el catalán como cuando tiene al africano. Quizás una de las claves de este aprendizaje forzado en Segunda División también consista en dar con la tecla para saber reversionarse y encontrar soluciones a este apagón de ideas sin el guineano.