Martillo, martillo, martillo
Hace tiempo que el Elche CF de ‘Pacheta’ ha dejado de sorprender y asombrar, sobre el terreno de juego, al mundo futbolístico de la Segunda División. De equipo recién ascendido la pasada temporada a conjunto instalado en puestos de playoff de ascenso a Primera División. El fútbol es así, tan caprichoso y sorprendente como generoso y agradecido cuando mantienes la creencia en un modelo, y lo aplicas, a pesar de los golpes que lo pongan a prueba. Este Elche CF no sólo gana, juega bien. El grado de confianza con el que el equipo afronta sus partidos se consigue martilleando la idea hasta crear una identidad que te hace reconocible. Podrás ganar, perder o empatar pero no hay mayor victoria que se reconozca el trabajo durante un partido. Tan cierto es que el fútbol vive de marcadores, y no de sensaciones, como que hay detalles que desatan el férreo corsé del resultadismo.
Qué si, qué sí. Que los pies en el suelo, que primero cincuenta puntos, que vamos a por la permanencia y que luego ya veremos hasta dónde da el fútbol y la temporada pero… treinta y nueve puntos y quintos. Que te quiten lo bailado pensarás, aficionado del Elche CF. El momento que vive este Elche CF es para sacarse el sombrero. El equipo franjiverde ha sabido convertirse en la gota que, con constancia y paciencia, acaba erosionando la piedra. Pico pala, o martillo, martillo, martillo. Toda una serie de herramientas que han dado al conjunto ilicitano una identidad y un sello personal que convierte al grupo de jugadores que dirige ‘Pacheta’ en un equipo reconocible. Este Elche CF tiene una virtud tan importante como difícil de lograr, la confianza. Un fichaje que no se compra en el fútbol. Se trabaja de manera diaria, semanal y mensual. Cuesta conseguirla y qué fácil es perderla.
Una confianza a la que se puede llegar por varios caminos. El compromiso es esencial y el de este grupo es incuestionable. Nada, ni nadie, puede discutir que si este equipo está en el mejor momento de la temporada no es sólo por su clasificación. Hay todo un enjambre de matices que marcan la flecha en alto de un equipo que cotiza al alza. ‘Pacheta’ lo llama martillear. El cincel del burgalés es la clave con la que se consiguen las cosas en el deporte y en la vida. Con un hambre insaciable de querer poner el listón cada fin de semana más alto y superarlo. Puedes ganar, perder o empatar pero sin creer en lo que haces, poco recorrido tendrá tu temporada. El Elche de ‘Pacheta’ se la ha cocinado a fuego lento hasta hacerse un traje a medida con el paso de las jornadas. Una clave en la que el grupo prima ante la individualidad. Un jugador gana partidos pero un equipo consigue objetivos.
No hay que olvidar, y mucho menos dejarse deslumbrar, por los nombres. Esta Segunda División aparta el foco mediático de las estrellas y se centra en los hombres. El colectivo manda. ‘Pacheta’ avisa, los que vengan tienen que ganarse el puesto. El equipo franjiverde ha alcanzado su mejor momento del curso sin los refuerzos que ahora tocan a la puerta de la ilusión. No lo olvidemos. ‘Pacheta’ ha sabido reciclarse ante los contratiempos y zancadillas que el fútbol le han puesto, construyendo un mensaje que es la pura realidad de este deporte. Primero cincuenta y después lo que venga. Peldaño a peldaño y sin tropiezos, que conforme sube el listón se hacen más grandes. Este Elche CF gusta y lo que es más importante, se ha ganado el derecho a gustar. Martillo, martillo, martillo; repite en bucle ‘Pacheta’. Constancia, insistencia, perseverancia, tesón, firmeza, tenacidad…