Opinión | ELCHE CF
Resultados, confianza y viceversa
El Elche CF de Alberto Toril se ha edificado esta temporada bajo el lema de las sensaciones. Los franjiverde han tenido fases del curso en donde los méritos no se han correspondiendo con los resultados, un matiz que aún así nunca ha minado la confianza del grupo. Sin embargo, el fútbol vive de resultados y, por muy generosos que sean los méritos, un equipo a final de temporada necesita puntos, no moral.
Los ilicitanos viven subidos en un bucle de bipolaridad que les hace pasar de siete en siete días de los infiernos al cielo. Más allá de que el grupo se aísle, y tenga claro que el objetivo número uno pasa única y exclusivamente, por la permanencia, la sinrazón de marcadores y sensaciones hace que el entorno desconfíe de un equipo que da una cal y otra de arena sin saber aprovechar las oportunidades que le da la competición.
Los Toril viven en un constante lanzamiento de moneda en donde un día sale cara y al siguiente, cruz. Los franjiverde hincaron la rodilla ante un Real Zaragoza que llegaba en blanco, inmerso en crisis deportiva y con relevo en el banquillo, y aún así no supieron explotar la ansiedad de un rival que dio la vuelta a las sensaciones. La imagen de Tarragona ha quedado como un espejismo para un equipo que, cuando aparca la intensidad, se convierte en vulgar, y lo que es peor ha devuelto a los franjiverde a la casilla de salida desandando todo lo andado.
El problema es que cuando el grupo no muestra su actitud no sólo pierde puntos, también algo que cuesta más conseguir, la confianza del entorno. ¿Quién cree que este Elche CF es capaz de pelear por la parte alta de la clasificación? El Elche de Alberto Toril no está hecho para las grandes ocasiones. Todo apunta a que este equipo está capacitado para algo más pero la falta de exigencia de su entrenador, y la complacencia con la que trata al equipo, genera una falta de ambición que se plasma sobre el césped y, aunque compita, le falta el paso al frente.
Dice Toril que a este Elche CF no se le puede pedir “estar muy arriba”… ya saben, la eterna excusa del descenso administrativo… Pedir se le puede pedir, es más se le debe exigir, que lo consiga es otra cosa y que esté capacitado otra; lo demás, es una excusa tan mediocre como el mensaje que se envía. De momento, tendrá que empezar por los resultados si quiere recuperar posiciones para generar confianza en la eterna pescadilla que se muerde la cola. Resultados, confianza… y viceversa.