Salvado por tres años y cuatro días
José Sepulcre sonríe. Aliviado, se ha quitado un peso de encima. El expresidente ha aprovechado las grietas del Sistema Judicial para, Ley en mano, quedar absuelto de un delito que cometió, y del que habría sido declarado culpable, pero ha prescrito. Mientras, también respira tranquilo por un incompresible error del Ministerio Fiscal a la hora de medir los tiempos, para presentar un recurso que ha llegado tarde. Salvado por tres años, de prescripción de un delito continuado de falsedad documental, y por cuatro días, fuera de plazo de presentación del recurso del Ministerio Fiscal a la calificación fortuita del Concurso de Acreedores. Dos 'golpes de suerte jurídica' que dejan la sombra de la duda planeando sobre la figura de un ex presidente que, a efectos legales puede tener la cabeza alta pero, a efectos morales, sigue quedando señalado.
Dicen que el tiempo pone a cada uno en su sitio, que la Justicia es lenta pero siempre llega. El problema aparece cuando el cóctel tiempo y Justicia, por lentitud, no te coloca donde los hechos que cometiste merecen un castigo regateado. Inadmisión y absolución. La primera por un trabajo probatorio incompleto en el que se impone la presunción de inocencia por, como expresa la sentencia y me recuerda mi querido abogado Juan Carlos Soler traducido al cristiano, no hacer bien el trabajo la acusación particular de la AEAT. Si, quizás, la actividad probatoria de la Inspección Fiscal hubiese sido mayor, puede que quizás estuviéramos hablando de otra cosa, o quizás no. Quién sabe. Pero, pensar que quedar absuelto es ser inocente, cuando un juez refleja que los hechos que cometiste "son constitutivos de delito", deja tu gestión manchada, cuanto menos, y marcada por la duda.
Sentencia en mano sabemos dónde queda la responsabilidad jurídica, pero nos quedamos sin saber en qué lugar queda la conciencia y la moral de una forma de proceder chusca y sonrojante. Impropia de quién representó a una entidad histórica como el Elche CF. Capaz de orquestar un operativo de mentiras para salvar el día a día y generar un modo de vida en el que el Club se nutría de sus propias filfas y falacias, y aplaudido ahora por cuatro palmeros que intentan desviar la atención con la irrealidad de un documento que ha dejado, absuelto, si; pero con el culo al aire, también, al ex presidente de la factura falsa. Tres años tarde.
Sabemos que el futuro sepulcrista no habría sido tan amable si los hechos se hubieran juzgado antes, lo que no sabemos es cuál habría sido la sentencia de otro de sus frentes abiertos, como el poner adjetivo a su gestión en un concurso de acreedores que entre todos se empeñan en declarar fortuito, pero nadie entiende que no haya una mínima duda de considerarlo culpable. Deber unir, de manera indivisible, el nombre de Sepulcre al de Anguix, es su castigo. En el pecado va la penitencia. Ser el responsable de una nefasta gestión, pero no poder cargarle el muerto a otro porque la mierda salpicaría. Mejor hacer de tripas corazón y que se considere fortuito.
"No es nada normal". Vuelvo de nuevo a recordar las palabras de mi querido Juan Carlos Soler. "Es algo muy extraño". Textual en boca de un abogado. Yo tampoco comprendo que el trabajo de letrados del Estado se pierda por el desagüe por cuatro días de tardanza a la hora de presentar un recurso, ante un tema que la propia Fiscalía ha empezado como cruzada particular. No lo entiendo y seguro que José Sepulcre tampoco. Igual que acreedores que, desde la barrera, se frotan los ojos, atónitos antes una forma de proceder que vuelve a abrir la rendija del Sistema Judicial para que el ex presidente se cuele. Cuatro días tarde.
José Sepulcre bien puede volver a inspirar a Joaquín Sabina con una nueva versión de su famoso 'Diecinueve días y quinientas noches'. Tres años y cuatro días. Tiempos para absolver y dejar en el aire sentencias que, por extemporánea, dan un respiro y aflojan el nudo de la corbata. Un milagro más que añadir al carro de la compra. Gran trabajo de la defensa o deficiencia del Sistema. Absuelto, sí; pero por llegar tarde. Podrán darle la vuelta a la sentencia, aplaudir para hacer ruido pero no para premiar, pensar ahora que nunca pasó. Podrán, pero cualquiera con dos dedos de frente y sentido común sabe cuál esa realidad. Justicia hay una; opiniones, muchas.