Una, dos, tres… (y las que quedan)
El Elche CF se ha convertido en uno de los pistoleros más temidos cuando debe visitar un estadio de Segunda División. Los franjiverde han dejado su huella en Alcorcón, Oviedo y Girona en forma de victoria. Resultados que tienen todo tipo de matices pero en los que existe un denominador común que nunca le puede faltar a un equipo, solidaridad defensiva. Un equipo puede perder en cualquier campo, lo que nunca puede hacer es perder de cualquier manera y, aunque no sea agradable tener que recordarlo, Almendralejo es el espejo en el que debe mirarse este grupo de jugadores para recordar todo lo que no debe hacer, porque ha demostrado que sabe hacer cosas mucho mejores.
Alcorcón, Oviedo y Girona son sinónimo de superación personal para redundar en la mejoría grupal y colectiva que se construye desde el esfuerzo individual. Tres triunfos que, si se sigue manteniendo la línea exhibida durante este inicio de temporada, son los primeros pero a buen seguro no serán los últimos. En Santo Domingo, el equipo franjiverde se supo levantar tras caer ante CF Fuenlabrada; en el Nuevo Carlos Tartiere, los ilicitanos completaron lo iniciado ante el CD Lugo; y en Montilivi, el conjunto de ‘Pacheta’ ha demostrado que, como ante el Rayo Vallecano, puede plantar cara a cualquier equipo de la categoría.
Puede que este equipo no tenga la mejor plantilla de Segunda División pero a noventa minutos todo conjunto puede plantar cara. Un estilo de juego en el que el ADN franjiverde se caracteriza por su constancia. El esfuerzo y la dedicación deben ser, y son, innegociables. Se podrá ganar, empatar o perder; lo que nunca se debe hacer es no competir y por eso vuelvo a Almendralejo para ensalzar lo visto el sábado en Girona. Sin intensidad, cualquier equipo se convierte en un equipo vulgar. Después, tu delantero y tu portero estarán más acertados para que el juego coral sea más o menos fuerte en las áreas, pero sin intensidad y hambre eres uno más.
El Elche CF de ‘Pacheta’ quiere, y ha demostrado que puede, no ser uno más en Segunda División. Tardes malas y buenas, de mejor o peor suerte, las ha habido y las seguirá habiendo pero con actitud, lucha en los duelos individuales y corriendo por el compañero el camino hacia la victoria es más corto. No tengo ninguna duda de que la aptitud y la actitud franjiverde no son cuestionables pero partidos como el de Montilivi son más vistosos cuando se ganan a la heroica, no por golpe de fortuna sino por entrega, sacrificio y constancia. De momento son tres victorias a domicilio, y las que, siguiendo esta línea, quedan.