La gestión de Sepulcre sigue hundiendo al Elche

Elche CF | ANÁLISIS

La gestión de Sepulcre sigue hundiendo al Elche

El Elche C.F. pasa en once años de 18 a 37 millones de deuda con la gestión, ahora en la sombra, de José Sepulcre; cuyas negliencias ponen al club franjiverde en serios problemas para sobrevivir tras el descenso a Segunda B.

Jorge Llopis,

Marzo de 2006, el empresario ilicitano José Sepulcre, hijo de un expresidente del Elche C.F., es nombrado por el consejo de administración franjiverde nuevo mandatario de la entidad del Martínez Valero. Cogió el relevo de Ramón Sánchez, quien dejó atrás una inversión desorbitada en salarios que tuvo como consecuencia el engordamiento de la deuda del club. El peaje que pagó Sepulcre a buen gusto fue el de hacer la vista gorda a la labor económica de su predecesor; que se había comprometido a pagar el déficit que generara su gestión. Ahí empezó todo. Hoy, once años después, el Elche está en Segunda B con una deuda de 37 millones de euros (más los 14 que adeuda al IVF), amenazado de desaparición por una multa de 4 millones proveniente de Bruselas.

La situación es insostenible en lo deportivo y lo institucional.  Aumenta su nivel de gravedad si se tiene en cuenta los factores que contextualizan estos once años. Solo en dos de las nueve temporadas de Segunda el equipo peleó por la zona alta. Fue en 2011 y 2013, cuando logró un ascenso histórico. Llega aquí la gran incógnita: ¿Dónde están los 60 millones de euros de Primera?. 

Multiplica por dos la deuda pese a los años de Primera

Hagamos recapitulación. El primer balance económico en solitario de Sepulcre arrojó una deuda, a 30 de junio de 2007, de 18.489.780,77 euros; una deuda que en nueve años (mayo 2015) al frente del club se disparó hasta los 37.995.519'19 euros. Un total de 19,5 millones de déficit, de los cuales 13,8m se generaron durante las dos campañas en Primera División. Multiplicó por dos la deuda pese a que acababa de vivir dos campaña en la máxima categoría, con un considerable aumento del nivel de ingresos. Escalofriante.

Todo ello bajo la gestión liderada por José Sepulcre, quien solo estuvo apartado durante unos meses, entre abril y julio de 2015; cuando la presión popular le forzó a marcharse y dar paso a Juan Anguix, que contaba con el apoyo de la entonces alcaldesa Mercedes Alonso. El valenciano incumplió lo prometido y tuvo que salir corriendo del barco con el equipo ya en Segunda, descendido administrativamente por el incumplimiento de los plazos en los pagos a la Agencia Tributaria durante el último curso de Sepulcre, como señaló Tebas y confirmó recientemente la Audiencia Nacional.

Presidencia en la sombra y bloqueo a Skyline

Sepulcre movió ficha para mantener a gente afín en el consejo de administración, entre ellos Jaime Oliver y Paco Sánchez, miembros del anterior equipo. La influencia del empresariado ilicitano situó a Juan Serrano en la presidencia, acompañado por José Alberola. Sostenido por el concurso de acreedores, solicitado en agosto de 2015, el club empezó a reflotar en lo económico; mientras que en lo social la ciudad empezó a recuperarse del drama del descenso administrativo. Pero Serrano y Alberola eran propensos a una mayor apertura y la entrada de inversores en el club. Una idea que chocaba con el interés de José Sepulcre y algunos consejeros. En abril de 2016, el consejó los destituyó de sus cargos y colocó al abogado Diego García en la presidencia. Un hombre sin conocimientos del mundo del fútbol, colocado a dedo para cumplir con las directrices. En una reciente entrevista, ha reconocido su influencia dentro del Club.

Varios motivos invitan a Sepulcre a evitar, de momento, la entrada de inversores. Por un lado, el expresidente se encuentra en una investigación judicial a raíz de la querella presentada por la Plataforma 'Salvemos al Elche C.F.' con motivo de su gestión en el club y por la cual declaró ante el juez el pasado diciembre. No le interesa que se abra la caja de pandora. Por otro, su intención es la de aumentar su poder accionarial y buscar una rentabilidad económica mediante la venta de sus acciones. Para ello pretende hacer una ampliación de capital que está pendiente del recurso presentado en su contra por parte del IVF tras haber sido aprobada en el convenio de acreedores. 

En agosto de 2016, Manuel Illueca, director del IVF, hizo pública la venta del 54,7% de las acciones del Elche C.F. al grupo Skyline International, una empresa de origen británico y con capital catarí. El consejo, que había mostrado su apoyo a la otra propuesta presentada por Piensos Coinsa S.L, empresa que acaba de quebrar; recurrió judicialmente esta decisión y ahora el proceso se encuentra paralizado. La entrada de este grupo, si hubiera cumplido con su proyecto, habría supuesto una inyección económica a las debilitadas arcas de la entidad franjiverde. Entre nada y la posibilidad de que entrara un inversor con capital, Sepulcre y el actual consejo eligieron nada porque así están más cómodos. De hecho, rechazó al considerar insuficiente una oferta independiente de Skyline para hacerse con sus acciones, el 7,5% del total. El grupo ha dicho que tras el descenso esta propuesta está "descontextualizada".

Descenso a Segunda B y futuro incierto

La consecuencia de este movimiento ha tenido en su mayor nivel de drama el reciente descenso a Segunda B. La deficiente planificación deportiva y la elección de un entrenador sin capacidad podría haber tenido solución si el consejo hubiera reaccionado a tiempo. Pero en el palco del Martínez Valero estaban más pendientes de otras batallas, las judiciales en las que Sepulcre y compañía siguen jugando su partida de ajedrez a fin de que el expresidente salga ileso de su penosa gestión y encuentre una salida que le repercuta en mayor poder e ingresos personales. El Elche y su futuro es secundario. 

Y así, Sepulcre, el presidente en la sombra, deja al club franjiverde en la categoría de bronce 18 años después, con una deuda de 37 millones de euros; a la que se debe sumar los 14 que todavía adeuda a la Generalitat por el préstamo concedido en 2010, y la amenaza de una multa de 4 millones de euros impuesta por Bruselas con motivo de dicho préstamo. Condiciones que ponen en jaque la supervivencia de la entidad franjiverde. Una situación extrema que con voluntad y buena gestión podría haberse evitado. Pero la voluntad tiene otro interés y su incapacidad para dirigir parece no tener solución.

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